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La depresión es más que solo estar triste

La depresión no es la persona más triste del lugar. Al contrario, la persona deprimida puede ser la que menos te esperas. La persona que, además de intentar convencerte a ti de que es feliz, intenta convencerse a sí misma.

La persona con depresión no es la persona melancólica a la que no quieres acercarte. A veces es la persona a la que todo el mundo adora porque su presencia en una habitación hace que todo parezca más luminoso. Sin embargo, esta persona logra esto porque de verdad conoce lo que es la oscuridad.

La persona con depresión no es aquella que siempre está pidiendo ayuda. Es la persona silenciosa que lucha en batallas internas que aún no comprende del todo.

La persona con depresión es la que hace lo posible por esconderlo, porque no hay gloria alguna en su condición. No hay nada hermoso en una mala noche, en estar de rodillas, en ese grito silencioso que, en su terrible soledad, nadie oye.

La depresión es una noche sin sueño en la que a las 2 am todavía estás mirando el techo.

Es esa época del año en la que te sientes un poco más triste sin razón.

Son las lágrimas que a nadie le cuentas que derramas y que ni siquiera sabes bien por qué derramas: lo único que sabes es que necesitas hacerlo.

Es el deseo y la necesidad de estar con otras personas y, al mismo tiempo, alejarlas.

La depresión es visitar las redes sociales y ver que todo el mundo está alegre. Es compararse a los mejores momentos de los demás aun sabiendo que sus vidas son más complicadas que eso.

Son los planes cancelados a último momento porque te fue imposible juntar fuerzas para levantarte de la cama.

Es el sonido de la alarma por la mañana y el deseo de no querer levantarse nunca.

La depresión es esa nube que nunca parece alejarse, ni siquiera en los momentos felices. La depresión acecha y se agazapa. Espera a los mejores momentos de tu vida y te recuerda que el día siguiente puede ser el peor de toda tu existencia.

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Es tenerle miedo a la felicidad, sabiendo que esta puede desaparecer.

Es hacer lo posible por aferrarte al recuerdo de un buen día, aunque sean pocos e infrecuentes.

Es tener que intentar explicarle a los demás por qué estás deprimido cuando ni siquiera tú lo sabes ni entiendes como arreglarlo. Es la sensación de no poder librarte de algo e intentar vivir con ello.

La depresión son los hábitos tóxicos alrededor de los cuales giras.

Es beber para olvidarte aunque sea por un instante de tu dolor, aun sabiendo que la bebida hará que te sientas mucho peor al día siguiente. Sabes que el alcohol tiene efectos depresivos, pero al menos puedes escapar de lo que sientes durante unos minutos.

La Depresión es el constante desbalance de todos los elementos de tu vida.

Es que tus opciones sean pasarte el día en el gimnasio o no levantarte de la cama en semanas.

Es dormir todo el día o pasarte noches en vela. Al final, nada de eso importa: siempre estás cansado.

Es comer de más o no tener hambre nunca. Es que alguien te pregunte cuándo has comido por última vez y no poder responder con certeza.

Es que la gente te felicite por haber perdido peso y no haber hecho nada para que eso suceda.

La depresión es que la gente te pregunte si te encuentras bien y que nunca digas “estoy triste”, sino “estoy cansado”.

Es la envidia que te produce ver que otras personas son felices. Es empezar a glamorizar tu propia vida para que parezca mejor de lo que es.

La depresión es esforzarte demasiado en las relaciones. Sabes que es muy difícil lidiar contigo a veces, por lo que amas mucho a quienes te aceptan aun cuando no puedes aceptarte a ti mismo.

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Es ese momento incómodo en el que le confiesas a alguien lo que te sucede. Y también que el hecho de que ese amigo o amiga lo acepte haga que quieras llorar de emoción.

Es que se te haga difícil amar a los demás porque aun no sabes amarte a ti mismo.

Es desear que, algún día en el futuro, aprendas a apreciar el mundo.

Y es amar, a pesar de que no lo digas tan frecuentemente como deberías, todas las cosas en tu vida que te dan la fuerza para seguir.

La depresión es volverte adicto a todo lo que te da un propósito. Ya sea ser perfeccionista en los estudios o ser adicto al trabajo. Es dedicarte por completo a una causa para tener algo por lo que vivir. Es ser bueno en los deportes porque te sirve tener un grupo de personas del cual depender.

Es la necesidad de estar ocupado constantemente porque, si estás demasiado tiempo contigo mismo, sólo te sentirás peor.

Pero, además, la depresión es esa persona que hará todo lo posible por hacer felices a quienes la rodean, porque siente la felicidad ajena como propia.

La depresión es prestar atención a cómo se sienten los demás porque eres capaz de entender todas aquellas cosas que las personas intentan esconder.

Es que seas el primero en ayudar a los demás y en convertirte en la persona que en realidad te gustaría ser. Es saber que no hay nada que puedas hacer para hacerlos sentir mejor y aceptarlo.

Pero, sobre todo, la depresión es tener dentro una gran fuerza, porque sanes que ningún adversario es tan fuerte como tus propios demonios.

la depresion es mas que solo estar tristeEs la confianza que los demás tienen en ti, porque saben que no los juzgarás.

Es la emoción que compartes con los demás porque, incluso cuando te sientes triste, amas la vida.

La depresión es ser la persona triste más feliz y entender que hay cierta belleza en conocer las complejidades de ambos sentimientos.

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La depresión es la apreciación y la gratitud por la vida. Es saber que, sin importar lo que suceda, las cosas mejorarán.

La depresión es tener esperanzas incluso cuando parece que ya no queda ninguna.

Es no dejar que tu condición te defina, sino aprender a vivir con ella y ser un ejemplo que otros puedan seguir.

Nunca te disculpes por tu depresión, ya que tenerla no es tu culpa
No es tu culpa, nunca lo fue y nunca lo será. No es tu culpa que tu cama siempre se sienta fría. No es tu culpa que no te sientas triste, sino que seas la tristeza hecha carne. No es tu culpa si te has sentido así durante demasiado tiempo y no encuentras la forma de sentirte mejor. No es culpa tuya que no puedas lidiar con una habitación llena de gente. No es tu culpa que quieras alejarte. Deja de disculparte por este hueco y acepta que necesita tiempo para llenarse.
Tómate un tiempo para entender cómo llegaste hasta este punto y tómate también el tiempo necesario para sanar. Está bien aceptar la ayuda de otros, deja de lamentarte por tener un punto débil. Nadie debe avergonzarse de sus debilidades. Después de todo, todos somos humanos. Estás atravesando algo muy difícil y doloroso. No hay diferencia entre una pierna rota y un corazón roto. Es aceptable sentirte débil. Acéptalo tú también.

Toma mucho tiempo aceptar el dolor que sientes. Muchos aún no lo aceptan. Deja de sentir que has hecho algo malo y de pensar que estás transmitiendo algo negativo. Tienes derecho a hacer lo que necesites para sanar. No te disculpes. No pidas perdón. Por más que suene a cliché, eres un guerrero. Haz lo que debas hacer y gana esta batalla.

Y nunca te disculpes por hacerlo.

fuente  tcat.tc/2jg0KCe – Kirsten Corley

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